Contemplando la creación que hiciste y que con ternura construiste, mi alma de gozo se llenó porque a nadie más dijiste cuando así lo conveniste. Mientras el reloj camina hacia su destino eterno sin que alma viviente lo detenga, despacio y con disimulo se engendra la semilla de malicia en cada uno, a causa de la injustia que se convierte en el plato diario de la avaricia. Pero, como ciego que no tiene guía cada día en tus brazos me rendía, mientras se agravaba la pericia del inicuo que mi alma pedía. Como el oso en las cavernas de su habitat se escondía, así se esconde mi alma en la quietud de tu calma.
Y cuando el enemigo me perseguía, a causa de la injusticia yo huía, mi alma desfallecía pero a los brazos de mi amado rápido corría. Aún sigo proclamando: ¡Hasta cuándo, Oh Jehová, contemplarás e ignorarás la perversidad y doblez de aquel que vino de la tierra y a la tierra volverá! A tí expongo mi queja, al que nadie se asemeja, al Dador de la vida, quien me amó y me escogió, que por pura gracia no me mató. A ti elevo mi clamor por el inicuo e ignorante que camina cual errante, creyendo que su pago será abundante.
¿Por qué te desentiendes de mí y no atiendes mis palabras? ¿Por qué quitas tu rostro de la realidad inminente, que el hombre pervierte el alma inerte y corazón latente de tanta muerte? Acaso no te acuerdas que aquel día me dijiste: escribe en las tablas las palabras de las que te afligiste. Como expector, desde los cielos de los cielos observarás la violencia, muerte, injusticia e iniquidad, ¿cuándo moverás tu poderosa mano, acabarás y callarás la boca del fatuo e insolente que sigue burlándose de la gente. ¡Cuánta frialdad de tanta muerte y maldad!
A quién entonces curarás y a quién vencerás, juzga tú Jehová porque el hombre no lo hará, ¿acaso te olvidarás y no recordarás y a la obra de tus manos desampararás? Apúrate, Señor porque el inocente desfallece en la calle de la atrocidad. Muévete mi Dios, porque sus lámparas se apagarán y a más nadie alumbrarán. A tí Jehová dedico este poema y así mi alma te alabará hasta el fin de mi realidad. Te amo por quien eres y en la plenitud de tu deidad quiero mis días terminar.