Tres lecciones que aprender
LECCIÓN 1: Aprende a ser humilde
"Yo se, mi Dios, que tu pruebas los corazones y amas la rectitud" (1a Crónicas 29:17). La famosa "caída" que sigue al orgullo es algo que Dios permite para purificarnos de nuestra inclinación de ser orgullosos. Cuando somos tan arrogantes como para pensar que podemos vivir un momento sin Dios, el escudriña nuestro corazón, buscando humildad. Si no la encuentra, Dios permite que lleguemos al fondo del hoyo para que adquiramos una nueva perspectiva. Dios no nos da esta clase de pruebas para torturarnos. Lo hace para que nuestro corazón se pueda purificar y lo podamos ver a Él. "Dichosos los de corazón limpio porque ellos verán a Dios" (Mateo 5:8).
3. Entiendes que Dios te está probando para prepararte para lo que va a hacer en tu vida, o crees que te abandonó?
Oremos: Padre Celestial, te doy gracias por cada una de las pruebas por las que estoy pasando, porque de esta manera, aprendo a ser más humilde, a depender más de ti, y a no ser orgullos@, intentando vivir la vida a mi manera y sin tí. Gracias porque esta prueba que estoy pasando está desarrollando mi fe, mi paciencia y mi confianza en tus promesas, que son fieles y verdaderas y que jamás me fallarás. Ayúdame a no ser rebelde a tus mandamientos y a obedecer tu voz sin refutar ni murmurar en contra de tu Palabra. También, te doy las gracias porque sé que me estás enseñando a obedecerte en todos los niveles posibles para que pueda disfrutar de tus bendiciones. Soy tu hij@ y sé que me amas y quieres lo mejor para mí y para mi familia. En el nombre de Jesús. Amén.